Deja que hablen de ti para bien y para mal.
Que no te importe que suenen tambores de guerra al nombrar tu nombre, que tu vida les moleste y que tus alegrías les entristezcan.
No te apures porque seguro que hay gente que se alegrará por ti y tocará su tambor con fuerza para que toda la gente que te quiere reciba la noticia y siga corriendo la voz.
Pero sobretodo haz ruido en tu vida por ti mismo para que el sonido del tambor tranquilice tu alma a cada golpe.
miércoles, 20 de enero de 2010
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