miércoles, 16 de septiembre de 2015

La estupidez humana.

Conforme me hago mayor, me doy cuenta de que Einstein tenía razón al afirmar que solo existen dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, no estando seguro de la primera de ellas. Tras cinco años que parecen diez de lucha contra el Alzheimer de mi madre, me he dado cuenta de los que son realmente amigos y familiares.

Como resultado de esta realidad, me ha sorprendido el modo en el que algunas personas me han dado la espalda o como otras solo se les ocurre preguntarme la razón por la que ya salgo menos o por la que apenas me río como antes.

El Alzheimer es una enfermedad demoledora para la familia del enfermo por una razón obvia, despide a su ser querido constantemente a lo largo de muchos años. Además en las primeras fases hay que luchar contra la desorientación, la falta del reconocimiento del enfermo y la ansiedad con la que vive, que desgraciadamente, se acaba convirtiendo en la ansiedad del cuidador.

El cuidador no sale como antes con sus amigos porque el tiempo libre que tiene lo dedica al enfermo; el cuidador no sonríe porque está agotado físicamente y psicológicamente de llevar una guerra que sabe de antemano perdida; el cuidador no le ve sentido a la vida porque ve a sus mayores morir de una de las maneras más injustas posibles; el cuidador no te manda a tomar por saco porque tiene más vergüenza que tú.

El cuidador se siente solo porque sabe que nadie va a venir a limpiar los meados de su madre o nadie va a venir a tranquilizarla cuando se pone agresiva porque está desorientada. El cuidador se ha acostumbrado a no contar con nadie y solo afirma lo siguiente....arrieros somos y en el camino nos encontraremos.

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