Lloran lo justo, se quejan lo justo, saben priorizar y sobretodo saben escuchar a su corazón para saber hasta donde pueden llegar.
No se lamentan de las oportunidades perdidas sino que piensan en la próxima oportunidad en la que tengan que demostrar su valía.
No dejan que la vida les coma, por el contrario dan dentelladas a la vida y pelean con una fiereza descomunal.
En tu mano está, ser un indomable o no.
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