No elegimos cuando nos enamoramos y cuando dejamos de sentir amor.
No elegimos nuestros amigos y no elegimos nuestros enemigos.
No elegimos cuándo y dónde y no elegimos el porqué.
No elegimos apenas nada, pero podemos elegir el cómo.
El cómo nos da poder y fuerza, el cómo nos ofrece al menos una oportunidad.
La oportunidad de al menos intentarlo ya que lo único que tenemos en la vida es intentar encontrar nuestro camino y nuestro modo de enfrentarnos a las situaciones, a pesar de todo lo que no elegimos y nos llega solo.
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