martes, 25 de febrero de 2014

Soplando las velas, apagando años.

Vamos soplando las velas, apagando años, viendo como el juego de la vida se acaba para nuestros seres queridos y para nosotros mismos.

No valoramos el hoy, pensando en un mañana ideal, que en el mejor de los casos llegará, de una forma totalmente diferente al modo en el que imaginábamos en nuestro ayer. No somos conscientes del regalo maravilloso que supone ver cada día el sol, porque damos por hecho que siempre sale, alternando su reinado con la belleza de las estrellas en la noche.

Ansiamos alcanzar cosas materiales, las cuales pensamos sirven para conseguir un pedacito de felicidad, sin darnos cuenta que lo que realmente nos hace felices es tener en nuestra memoria buenos momentos y grandes amigos en el corazón.

Pedimos deseos banales a una vela apagada, que simboliza la vida y la muerte, la alegría y la tristeza, el éxito del ahora frente al fracaso del mañana y el ayer.

Vive un cumpleaños continuo y así cuando irremediablemente te encuentres con la muerte, podrás, mirarla a los ojos y decirle: "te he vencido, ya estoy preparado para irme".

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