martes, 4 de febrero de 2014

Ya falta nada.

Hace unos años comencé a cambiar mi vida y como todos los cambios, dan vértigo, sobre todo a determinada edad.

Hoy apenas me quedan dos asignaturas (un período de prácticas en un colegio y un trabajo fin de grado de un tema que me apasiona) para acabar este largo paso que ha supuesto la universidad para mí.

Aún recuerdo, mi primer paso corto en la escuela de adultos, cuando veía imposible aprobar exámenes de 2 folios y mi gente, aquellos que nunca me han dejado y que siempre han creído en mí, me animaban, intentando hacer que creyera en mí; luego vinieron 6 semanas preparando un examen de acceso a la universidad que no tenía ni idea de que iba, noches de libros y nervios, de búsquedas en internet, de dar la lata a mis amigos una vez más, matemáticas con mi Ángel de la guarda, Inglés con mi teacher number one, Historia con mi madre adoptiva y, como no, nervios con mi eterna alicantina y mi gran pitufina; referencia aparte merece Lucía, la que me ha echado una mano desde el cielo en todos los exámenes y ha guiado mi mano con firmeza.

Entre todos, porque es injusto decir que lo conseguí yo solo, pasamos la prueba de acceso y con una gran nota y comencé "la venganza de pollo amarillo" o lo que es lo mismo, el intento de cambiar de vida, de recuperar un sueño y compartir experiencia con las grandes personas que he conocido en la carrera.

Aún recuerdo mis conversaciones con todos mis amigos y familia, no tengo base, no voy a ser capaz de aprobar más que cuatro asignaturas por año, no valgo para estudiar, no entiendo esto, no entiendo aquello, tardo 5 horas en hacer lo que otros hacen en 1...maldito miedo...saca lo peor...pero una vez más gracias a vosotros, apreté los dientes y he ido superando un curso tras otro...por vosotros no me he conformado con un suficiente, quería una matrícula, os quería agradecer por confiar en este humilde currante de la vida.

Ahora no me falta nada y aunque en otra entrada, os contaré lo que me ha parecido la universidad; hoy solo os quiero decir que he empezado las prácticas en un colegio de la periferia de mi ciudad, muchos dicen que es de gente problemática, pero no les creo, yo solo he visto allí niños y niñas, y ellos siempre son niños y niñas; ellos y ellas son lo que me empuja a seguir peleando por un sueño, que puede que llegue o puede que no, o que simplemente ha llegado ya. Por favor nunca consideréis a un niño o a una niña un caso perdido, ellos y ellas son el futuro, no les privéis del derecho de aprender o les etiquetéis como malos, quizás solo necesitan que alguien les diga lo bueno que tienen, porque todos los niños y niñas son ángeles en mi trocito de cielo.

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