miércoles, 30 de septiembre de 2015

More than words. Extreme

Los hechos son palabras verdaderas.

Con el tiempo he aprendido que los hechos son palabras verdaderas y que las verdaderas lecciones magistrales son aquellas que se dan con ejemplo de vida y coherencia.

Hoy en día, la gente, suele abandonar sus principios a las primera de cambio, detestan cumplir su palabra si ello implica perder 20 euros. Aquellos mismos euros que gastaran gustosos en cualquier banalidad con la que consideran que están comprando felicidad. Lamentablemente para ellos, he de recordarles que la felicidad no se compra, sino que se adquiere.

¿Cómo adquirir felicidad? Sencillamente haciendo cosas que te hacen feliz y que curiosamente, son cosas que implican un beneficio para gente que lo necesita. Muchas personas no comprenden que la vida es demasiado corta como para dejar a medio acciones que te aportan serenidad al alma.

Desde hace algún tiempo, he volcado mi energía en apostar por chicos y chicas por los que nadie suele apostar y la verdad, es lo mejor que he hecho en mi vida. Por supuesto que me pesa la incertidumbre económica pero es un peso liviano comparado con la riqueza que ellos aportan a mi alma.

Me encanta verles crecer, aprender, esforzarse y ser cada día mejores personas. Por supuesto, esto no es mérito mío, es mérito suyo y de la asociación que les presta ese apoyo fundamental, pero permitirme que egoístamente, me sienta un poco partícipe de sus triunfos y fracasos.

Por último, me gustaría recordar el principio de este texto; no puedes pretender enseñar con palabras lo que no seas capaz de transmitir con hechos.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿Dónde estabas en los malos tiempos? La unión.

La estupidez humana.

Conforme me hago mayor, me doy cuenta de que Einstein tenía razón al afirmar que solo existen dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, no estando seguro de la primera de ellas. Tras cinco años que parecen diez de lucha contra el Alzheimer de mi madre, me he dado cuenta de los que son realmente amigos y familiares.

Como resultado de esta realidad, me ha sorprendido el modo en el que algunas personas me han dado la espalda o como otras solo se les ocurre preguntarme la razón por la que ya salgo menos o por la que apenas me río como antes.

El Alzheimer es una enfermedad demoledora para la familia del enfermo por una razón obvia, despide a su ser querido constantemente a lo largo de muchos años. Además en las primeras fases hay que luchar contra la desorientación, la falta del reconocimiento del enfermo y la ansiedad con la que vive, que desgraciadamente, se acaba convirtiendo en la ansiedad del cuidador.

El cuidador no sale como antes con sus amigos porque el tiempo libre que tiene lo dedica al enfermo; el cuidador no sonríe porque está agotado físicamente y psicológicamente de llevar una guerra que sabe de antemano perdida; el cuidador no le ve sentido a la vida porque ve a sus mayores morir de una de las maneras más injustas posibles; el cuidador no te manda a tomar por saco porque tiene más vergüenza que tú.

El cuidador se siente solo porque sabe que nadie va a venir a limpiar los meados de su madre o nadie va a venir a tranquilizarla cuando se pone agresiva porque está desorientada. El cuidador se ha acostumbrado a no contar con nadie y solo afirma lo siguiente....arrieros somos y en el camino nos encontraremos.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Hipocresía. Rubén Blades.

La solidaridad.

Vaya por delante que me apena terriblemente la situación que están viviendo miles de personas alrededor del planeta y que si me conoces un poco, sabes que me aterra ver el modo en el que nuestro maldito mundo no termina de evolucionar y siguen existiendo y creciendo las desigualdades entre hermanos.

Ahora bien, el motivo de esta entrada es el siguiente. Conozco a cientos de personas que ahora mismo escriben parrafadas sobre la crisis de los refugiados sirios, el terremoto de Nepal (aunque bueno, eso ya no está de moda) o los casos de Ébola en África (casualmente olvidados desde hace un tiempo también)....el caso que muchas de esas personas tienen situaciones en las que podían demostrar compromiso con sus allegados más cercanos.

¿Cómo puedes ser solidario con un anciano sirio si tienes a tus padres olvidados en su casa combatiendo enfermedades como el Alzheimer? ¿Cómo puedes condenar el dolor de un niño sirio cuando en tu ciudad tienes niños que necesitan una palabra de ánimo para salir de su barrio marginal? La solidaridad empieza por uno mismo, sigue por tu entorno y acaba con toda la humanidad.

No puedes vender consejos sobre equilibrio, cuando eres el primer desequilibrado. No debes dar consejos sobre la vida si no puedes manejar la tuya.

Yo no pretendo ser ninguna clase de gurú espiritual, no quiero caer en el error de decirle a la gente lo que tiene que decir o pensar....pero simplemente uso este pequeño blog para plasmar mis inquietudes. Seguro que alguna persona que lea esto se dará por aludida, en vez de cabrearse, le recomiendo que haga lo que yo hago muchas veces, un análisis de conciencia y actuación, para descubrir el verdadero sentido de la solidaridad.

No puedes vaciar el agua del mar con un cubo y una pala, pero si puedes empezar por echar fuera el agua de tu casa y tapar alguna que otra gotera.


jueves, 3 de septiembre de 2015

Vuelta al mundo de los vivos.

Supongo que a lo largo de la vida, intentamos olvidar quiénes somos para de ese modo, dejar de sufrir al comprobar que no seremos aquello que queremos ser con toda nuestra alma. Del mismo modo, considero que la vida es una búsqueda llena de cambios condicionados por circunstancias que se escapan de nuestro control. Afortunadamente o lamentablemente, hay de una cosa que no podemos escapar...nosotros mismos. Antes o después vuelves a encontrarte con tu fiera interior, que con sus afiladas fauces te obliga a volver a ser esa persona que siempre has sido.

Ese es mi caso. Después de un año semisabático en lo que a reflexión se refiere, he decidido que es el momento de volver a la senda del coco pensante. Claramente, no digerí demasiado bien los últimos cambios que se han producido en mi vida en los últimos años, pero creo que ahora he comenzado a hacer la digestión de nuevo.

Creo que Woodman, aquel hombre de madera que se prometió que nada le afectaría como a Pinocho, ha vuelto, prometiéndose de nuevo que sus sentimientos, no lo iban a condicionar porque como bien sabes amigo lector "too much love we kill you....".