jueves, 12 de junio de 2014

Comencé a andar y ahora no pienso parar.

Mañana acabo mi aventura universitaria. A falta del trámite que será defender mi Trabajo Fin de Grado a finales de este mes, se puede decir que ya soy maestro de primaria, especialista en Pedagogía Terapéutica (lo que antes era Educación Especial), profesor de religión y tengo nivel acreditado para dar clases de Inglés (al menos de momento mientras que no pidan que seas nativo para dar esta materia). Este camino comenzó hace 5 años cuando, tal y como sabe la gente que lee mi blog volví a estudiar en la Escuela de adultos para sacarme la Educación Secundaria Obligatoria.

La vida es un camino lleno de sorpresas, con 14 años tienes un autoconcepto de ti que normalmente es desajustado y te puede llegar a bloquear, además para colmo te conduce a un grupo de amigos que suele reafirmarlo y curiosamente el negativo suele hacerlo más.

Afortunadamente, si tienes la enorme fortuna de tener una familia que te apoya incondicionalmente a pesar de tus errores, antes o después, abres los ojos y te encuentras a ti mismo. Una vez que ocurre eso, cómo por arte de magia empiezan a aparecer personas a tu alrededor que limpian tu sudor y  te indican siempre buenas rutas a seguir en tu vida. Evidentemente, coger un nuevo camino también implica, aunque no siempre por elección propia, perder gente; en este sentido me apena comprobar cómo hay gente que se ha apartado de mí y ahora que intento recuperarlos al disponer de algo de tiempo, parecen guardarme rencor por haberme centrado estos años en mi tarea.

Yo comencé a andar y ahora no pienso parar, no tengo ni idea de si mi cuerpo aguantará todo el viaje, porque si he aprendido algo en la vida, ha sido que el aliento se nos va en cualquier suspiro. Esta lección lamentablemente no se aprende en ninguna escuela, se aprende con la propia experiencia vital. Pero lo que sí que tengo claro, es que mirar atrás y sentirme orgulloso de lo que he hecho y de la gente que me ha ayudado a conseguirlo, me va a dar impulso para lo que viene a continuación.

Demostrarse a uno mismo cosas que puede hacer, condiciona la forma de ser y te convierte en una persona diferente, mejor en muchos aspectos deficitarios hace años, te aporta seguridad y sobre todo te hace esbozar una sonrisa al recordar las dificultades y cómo las venciste.

El mañana no está escrito, lo hacemos segundo a segundo y yo, mientras que me quede un euro y salud seguiré intentando convertirme en aquello que quiero ser....maestro.

No hay comentarios: