miércoles, 30 de septiembre de 2015

Los hechos son palabras verdaderas.

Con el tiempo he aprendido que los hechos son palabras verdaderas y que las verdaderas lecciones magistrales son aquellas que se dan con ejemplo de vida y coherencia.

Hoy en día, la gente, suele abandonar sus principios a las primera de cambio, detestan cumplir su palabra si ello implica perder 20 euros. Aquellos mismos euros que gastaran gustosos en cualquier banalidad con la que consideran que están comprando felicidad. Lamentablemente para ellos, he de recordarles que la felicidad no se compra, sino que se adquiere.

¿Cómo adquirir felicidad? Sencillamente haciendo cosas que te hacen feliz y que curiosamente, son cosas que implican un beneficio para gente que lo necesita. Muchas personas no comprenden que la vida es demasiado corta como para dejar a medio acciones que te aportan serenidad al alma.

Desde hace algún tiempo, he volcado mi energía en apostar por chicos y chicas por los que nadie suele apostar y la verdad, es lo mejor que he hecho en mi vida. Por supuesto que me pesa la incertidumbre económica pero es un peso liviano comparado con la riqueza que ellos aportan a mi alma.

Me encanta verles crecer, aprender, esforzarse y ser cada día mejores personas. Por supuesto, esto no es mérito mío, es mérito suyo y de la asociación que les presta ese apoyo fundamental, pero permitirme que egoístamente, me sienta un poco partícipe de sus triunfos y fracasos.

Por último, me gustaría recordar el principio de este texto; no puedes pretender enseñar con palabras lo que no seas capaz de transmitir con hechos.

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