martes, 13 de octubre de 2015

Hay dolores y dolores.

Hay dolores que machacan el cuerpo y hay dolores que destrozan un alma. A lo largo de la vida, todos aguantamos dolores de ambos tipos, siendo los segundos, los más difíciles de soportar.

Cuando miro atrás, comprendo todo lo que he pasado y cuando mira hacia delante, no puedo evitar pensar lo que me espera con angustia. Nadie está preparado para un futuro que no sabe si llegará, es por ello que debemos aguantar el tipo y saborear el presente, sin muchas esperanzas en vivir en futuro incierto y que en el mejor de los casos estará lleno de ausencias.

Ausencia de nuestros padres, ausencia de algunos de nuestros amigos y sobre todo...ausencia de nuestra juventud, que se nos escurre por las manos sin poder remediarlo. Añoro todos los días la juventud perdida, en la que los problemas parecían pequeños, en los que el perdón se pedía y concedía con un beso sincero, en los que la inocencia ocupaba el lugar principal que nunca debió abandonar.

Más allá de la vida, no sé si existe un cielo, no sé si existe un infierno, pero de lo que estoy seguro que en estos 38 años los he visitado varias veces aquí. Por otra parte, sí creo en los demonios y en los ángeles, ya que he visto demasiados ejerciendo cada uno su papel en esta pequeña obra de teatro que es la vida.

Corren tiempos duros, pero como ya he dicho más de una vez. el show debe continuar hasta que caiga el telón......

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