martes, 5 de marzo de 2013

El triunfo de la mediocridad con la complicidad de la indiferencia.

Mucha gente se pregunta cómo la crisis ha golpeado tan fuertemente a nuestro país y llega a la conclusión que principalmente se debe a nuestras carencias educativas, algo incomprensible debido al gran gasto en educación del anterior gobierno.

Lo que mucha gente no sabe, es que nuestras facultades albergan una serie de pseudo-políticos enchufados que no se dedican a enseñar nada y son cómplices de alumnos que estando a punto de acabar la carrera de Magisterio no saben escribir y ni apenas leer.

Es insoportable asistir a algunas clases en las que el profesor jadea y aplaude lindezas ortográficas propias de un alumno de preescolar. Por no hablar de lindezas humanas, más relacionadas con los valores propios de cada persona (desgraciadamente lo que Dios no da Salamanca no lo enseña).

Mientras tanto, nuestros profesores de toda la vida, esos que sí que saben hacer su trabajo están al borde de la histeria colectiva debido a la situación que se vive en los centros debido a los recortes y a las nuevas exigencias del guión social, esperando con ansia la llegada de refuerzos.

Por desgracia para ellos, los refuerzos que algún día tendrán, van a estar menos preparados que algunos de sus alumnos, por lo que la ansiedad crecerá.

¿En qué momento perdimos el norte? ¿Cuándo la gente dejó de considerar el esfuerzo y la excelencia el objetivo? Son preguntas que no puedo evitar hacerme al observar gente que tiene como objetivo dejar los años pasar, intentando pensar lo menos posible.

Mientras tanto así nos va, somos un país sin industria y camino de no tener ni comercio, no tenemos recursos naturales que vender, ni ideas brillantes, porque para tener ideas brillantes hay que trabajar y estudiar. Lamentablemente aquí sólo sabemos ser mediocres con el triunfo de la indiferencia.

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