martes, 25 de octubre de 2011

Benditos mocos.

El otro día mantenía un debate con unos amigos sobre el trabajo de maestro.

Algunos de ellos afirmaban a las claras que para ellos no es un trabajo vocacional, que es una salida profesional buena y que es un trabajo que harían por las buenas condiciones que tiene. Esta es una postura totalmente respetable siempre que la calidad de la enseñanza no se resienta, si en su trabajo son buenos profesionales nadie les puede reprochar su motivación extrínseca, porque el objetivo de la docencia es que los niños reciban una educación de calidad que les permita desarrollarse como máximo.

Otros empezaron a hablar sobre los aspectos negativos de ser maestro de primaria, de los niños con problemas, de los padres de los niños que en ocasiones dan más problemas que los niños, al inspector de educación de turno cuyo trabajo a veces parece que es decirte que todo lo haces mal, a niños en peligro de exclusión social etc.. A toda esta clase de problemas les he puesto el mismo nombre "los mocos de los niños".

Sin ánimo de caer en una demagogia barata o en un optimismo pedagógico desmesurado, por mi parte solo puedo afirmar ¡benditos mocos!.

Supongo que aún no he dado clases en un colegio y mucha gente piense que hablo desde la ignorancia y la inexperiencia, lo acepto pero les puedo decir lo siguiente llevo trabajando aproximadamente la mitad de mi vida, las he visto de muchos colores, me he enfrentado a problemas en mi negocio de manera casi continúa y claro que entiendo que ser docente no es la panacea de los trabajos, no pretendo en ningún momento afirmar eso.

Lo que si que pretendo afirmar es que cuando uno encuentra lo que realmente le hace feliz, cuando uno piensa que ha llegado a casa en su trabajo, cuando como es mi caso está estudiando algo que piensa que le va a ayudar para convertirse en el tipo de persona que quiere ser, los "mocos" no solo no importan si no que los vas buscando para limpiarlos.

No podemos olvidar que para un maestro el reto no está en enseñar al alumno brillante o en entrevistarse con los padres implicados con la educación de su hijo (En estos casos el trabajo consiste en velar porque ese niño no se tuerza y para nada digo que haya que olvidarlos, al contrario), el reto está en atraer a los que están fuera, en crear una sociedad más justa en cuestión de oportunidades que después a lo largo de la vida estos niños ya se encargaran de aprovechar o no.

La educación en primaria debe de proporcionar el andamiaje que acompañe al niño en su vida futura, es una etapa que deben de recordar con ternura y al mismo tiempo proporcionar los conocimientos básicos que permitirán su buen rendimiento en etapas posteriores.

Puede que este equivocado para un maestro de primaria, sus alumnos deben de ser casi como sus hijos.

No sé si algún día daré clase a niños entre los 6 y 12 años, nadie tiene seguro de vida que cubra los sueños, lo que sí sé y este blog me sirve como recordatorio que si algún día llego me voy a hinchar a limpiar "mocos".

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