jueves, 24 de noviembre de 2011

No somos eternos.

La vida es un corto paseo y la mayoría del tiempo no nos damos cuenta de ello porque estamos demasiado ocupados en sobrevivir.

La clave supongo que se encuentra en vivir en lugar de sobrevivir pero esta clave tan sencilla y tan complicada a la vez se nos suele olvidar.

Hace años conocí a una persona que hoy ya no está entre nosotros y me hizo recordar esta valiosa lección que años atrás aprendí del modo incorrecto.

Cuando era joven, perdí seres queridos y atravesé dos fases totalmente diferentes; En la primera quería morir rápido, no encontraba sentido a mi vida sin esas personas y no comprendía porque se me culpaba de su muerte y lo que es más importante porque me culpaba yo; En la segunda fase me empeñe en que vivir era trabajar, ganar dinero, comprar una casa, tener hijos y sobrevivir, así continué varios años hasta que un buen día todo en lo que has creído desaparece en un minuto como por arte de magia y entonces cuando posiblemente hubiera caído en la primera fase de nuevo conocí a una persona que me hizo abrir los ojos y entrar en una tercera fase.

Esa persona me mostró que la vida es un camino que te debes marcar, siempre que puedas debe de ser el camino que elijas, un objetivo que te haga feliz, un deseo y una esperanza y a ser posible que no sea algo material. Debe de ser un proyecto que sirva para dejar un legado, un legado en forma de buenas acciones.

El desarrollo personal pasa por todos los días dar algo de nosotros al mundo, independientemente si el mundo es capaz de entenderlo o no. La razón es sencilla nadie somos eternos, un buen día nuestra luz se apaga ¿o no se apaga?.

Mucha gente me acusa de ser melancólico por recordar a las personas que he ido perdiendo, pero es mi manera de no dejar que su luz se apague.

Estas personas me dieron, y me dan, gran cantidad de luz, sin la cual yo no podría ser quien soy y no podría dejar nada en este mundo valido.

Este año he olvidado por un segundo lo aprendido, me he dejado llevar de nuevo por el mundo material, por la idea de acabar la carrera para trabajar pronto, ganar dinero, tener hijos, comprar una casa grande etc... Y me he olvidado que me prometí al pie del cuerpo sin vida de una persona buena que iba a tomarme unos años para ser quien quiero ser.

Afortunadamente me lo puedo permitir, tengo una familia que no los merezco y me apoyan, tengo una pequeña gran persona al lado que si por ella fuera me daría el último bocado de comida para verme feliz, tengo tantas cosas....¿cómo puedo haber estado tan ciego y desanimado estas semanas ¿Cómo puedo temer un suspenso? ¿Cómo puedo temer que no voy a poder opositar para maestro dentro de x años? Me he olvidado de disfrutar del viaje que me prometí hacer, el viaje de sacar la carrera de magisterio, no para trabajar de maestro, para crecer como persona y para ayudar a quien lo necesite de algún modo.

De momento mi situación me permite tomarme unos años para acabar de iniciar este proyecto de vida, si después tengo que trabajar cogiendo chatarra lo haré, porque después es una palabra que indica futuro y el futuro es tan incierto que ni siquiera sé si voy a acabar esta carrera por motivos de salud o de otro tipo.

No soy eterno, no pretendo serlo, simplemente quiero irme de este mundo con una sonrisa de al menos haber intentado ser quien he querido ser.