El año académico ha sido bueno a falta de estos tres exámenes en los que me juego el trabajo de todo un año, he conseguido seguir demostrando que querer es poder, a pesar de que algunas personas piensen que esto es falsa modestia.
Sigo demostrando como una persona que no tenía ni siquiera la Educación Secundaria Obligatoria hasta hace un par de años, es capaz de defender una carrera universitaria con brillantez a fuerza de constancia y esfuerzo.
Demostrando es algo más que un gerundio, la inteligencia cultural de cada persona no entiende de títulos, porque hay cosas que no se aprenden en los libros. La vida te enseña a base de bocados de realidad que nada es fácil, que si quieres conseguir un sueño tienes que trabajar duro y aún trabajando duro puedes tropezar.
Lo importante es aprender de los tropiezos, llorar no vale de nada, lo único que se puede hacer es apretar los dientes y seguir avanzando.
Desde aquí sólo os puedo decir que pienso seguir demostrando que la gente humilde tenemos derecho a soñar y nos podemos convertir en aquello que queremos ser sin olvidar quienes somos.
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