Hoy me preguntaba uno de mis niños ¿por qué trabajas con nosotros cuando a nadie le gusta hacerlo? la verdad es que me ha pillado desprevenido y le he quitado hierro a la respuesta diciendo en tono de broma que antes yo había sido muy malo y tenía que hacer cosas buenas para equilibrar la balanza. Ahora unas horas después estoy meditando sobre una posible respuesta a esta pregunta.
El primer sentimiento que esta pregunta ha despertado en mí ha sido orgullo, uno de mis mayores defectos es que soy muy orgulloso y claro, hay cosas que uno intentan cambiar y el complejo de héroe vive en nuestro corazón en numerosas ocasiones; ya sabéis, hago esto porque alguien tiene que tenga agallas tiene que hacerlo o hago aquello porque en las condiciones más extremas se ven las personas con más carácter..error...esto no lo hago buscando satisfacer mi ego de héroe.
El segundo sentimiento que suscita en mí la pregunta del niño es el remordimiento y la culpa, a pesar de haberle contestado medio en broma de este modo, si me paro a pensarlo más en serio sobre el tema me doy cuenta de que hago esto por redimirme sobre un pasado que me persigue y no me siento orgulloso especialmente....error...no puedes cambiar el pasado.
En último lugar considero que hago esto simplemente por una sencilla razón porque me permite ser yo mismo. Todas las personas llevamos luz en nuestro interior y la única manera de poder compartirla con los demás es mirar a nuestro yo interior y buscar quién quisimos ser hace muchos años, qué metas perseguíamos y cómo queríamos que fuera el mundo en nuestra infancia.
Trabajo con estos niños porque me he empeñado en que quiero que esta sea mi forma de vida, quiero que sean capaces de que ellos miren en su interior y vena cómo quieren que sea su mundo, hacerles entender que son maravillosos y especiales, que pueden hacer lo que quieran porque los delicuentes no nacen, se hacen y cualquiera que busca paz en su interior tiene derecho a encontrarla.
La vuelta al principio de todo es la única manera de encontrar la llegada.
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