miércoles, 3 de agosto de 2011

El pez que no sabía nadar.

Erase una vez que se era un pez que no sabía nadar.

Todos sus hermanos parecía disfrutar de su vida acuática, saltaban y chapoteaban despreocupados por el río mientras que nuestro protagonista no se atrevía a abandonar la orilla por miedo a ahogarse.

Doña Peza (La madre de nuestro pez) no hacía más que animarlo a que abandonara la orilla y se fuera a jugar con sus hermanos pero era mucho pedir a nuestro pequeño pez que sólo de pensarlo temblaba de miedo.

Un buen día nuestro pequeño pez se encontraba cerca de la orilla cuando de repente una gran red cayó sobre él y no pudo evitar ser atrapado por un pescador.

La vida es un camino incierto, muchas veces nos asustamos ante los cambios y preferimos no apartarnos de la confortable orilla pero muchas veces es peor el remedio que la enfermedad y hay veces que hay que ser capaz de tomar una decisión y lanzarse a nadar con fuerzas para llegar a la otra orilla.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran comentario si señor, lo más comodo es sentarse a ver la vida pasar tanto en un aspecto u otro de la vida y sin saber q a lo mejor a la otra orilla nos espera lo mejor del mundo.
Un saludo.

Molina