jueves, 5 de abril de 2012

De niños y hombres.

Mucha gente que me conoce sabe que tengo un defecto que destaca entre tantos. Este defecto no deja de ser mi virtud y no es otro que en numerosas ocasiones me siento mucho mayor de lo que realmente soy.

A lo largo de la vida muchos amigos de mi edad o incluso mayores me han venido a pedir consejo sobre temas, como esperando que tuviera la respuesta mágica que proporcionan los años y la experiencia; En muchas ocasiones más la experiencia que los años. A este fenómeno yo le denomino complejo de padre, y en numerosas ocasiones he deseado poder aplicarme los consejos que tan fácilmente doy.

En virtud de este complejo de padre, hoy me atrevo a escribir, lo orgulloso que estoy de uno de mis "hijos", esta semana he visto a un buen amigo convertirse en hombre.

Lamentablemente lo he visto convertirse en hombre en un entierro y es que mi amigo ha tenido la mala suerte de perder víctima del cáncer a un padre joven y ejemplar. Siempre he considerado a este amigo mío como una persona muy madura para su edad pero el pasado lunes le vi envejecer unos cuantos años de golpe, y no me refiero físicamente sino mentalmente.

Se me encoge el corazón al recordar la carta que fue capaz de leer justo después del entierro y verlo como era capaz de cargar con el ataúd de su padre, como cuidaba de su madre y de su hermano pequeño y me ha hecho ver la gran persona que es.

Me siento orgulloso de conocer a una persona así, justamente ahora cuando me he dado cuenta de que estaba rodeado de muchos niños inmaduros a los que consideraba también amigos, he descubierto que tengo cerca a un auténtico hombre que me ha demostrado su valía y su medida.

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