jueves, 5 de abril de 2012

Nos han robado la esperanza.

Vivimos en una sociedad donde nos están robando todo, pero hay una cosa que me duele especialmente, nos están robando la esperanza.

En esta vorágine de cambios políticos, económicos y sociales en la que cada partido político quiere arrimar la sardina a su hoguera estamos olvidando lo que realmente importa, nuestra espiritualidad.

Esta semana asistí al entierro del padre de un amigo y no pude evitar recordar la enfermedad de mis padres y su muerte que llegará antes o después, no pude evitar recordar la muerte de tantos buenos amigos que ya no están y no pude evitar pensar en mi misma muerte.

Me duele ver como el hombre en su afán por el poder ha sido capaz de utilizar la religión y me duele ver como otros cargan contra cualquier tipo de espiritualidad defendiendo que la religión es el opio del pueblo.

La muerte es una certeza que a todos nos alcanzará pero la manera de afrontarla es la diferencia que nos marca. Podemos tener una vida vacía pensando que la muerte es vacía o podemos pensar que esta corta vida es un paso que tenemos que dar para aspirar a algo mejor.

A mi personalmente me consuela pensar que la gente que ha ido muriendo, de alguna manera siguen conmigo y que me volveré a reunir con ellos algún día para repetir esos días de felicidad que vivimos.

Pero es mi esperanza, que no pienso dejar que me roben, allá cada uno.

No hay comentarios: