lunes, 18 de febrero de 2013

Las caras del pasado.

No hay nada como hacer limpieza para encontrar una cara familiar que te recuerda tu pasado. Estas caras, se te clavan en el corazón como clavos oxidados, ya que así son los recuerdos de inútiles.

Si intentas construir la mesa del futuro con un clavo oxidado, lo más normal es que se rompa; Al menos estas caras nos recuerdan otros tiempos, en los que fuimos felices o creímos serlo, pero si de algo sirven es para recordarnos que el tiempo vuela que se las pela, la vida es un café manchado.

Por eso, esas caras, que nos contagian de tristeza y alegría a partes iguales, nos deben de recordar que necesitamos ser felices con nosotros mismos ya que al fin de cuentas somos los únicos que jamás nos fallaremos y a los que nunca bajo ningún precepto debemos de fallar.

Esas caras se volverán amarillas con el tiempo, al igual que las cartas destinadas a nuestro primer amor, al igual que nuestra piel que envejecerá lentamente hasta el día en que no seamos nada más que algo efímero.

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