domingo, 26 de septiembre de 2010

La soledad en la enfermedad.

Este fin de semana he ido al hospital a visitar a la madre de una amiga que se ha roto la cadera y está en espera de que la operen.

La verdad es que he recordado lo poco que me gustan los hospitales.

Un hospital es la terminal del sufrimiento, puedes ver como hay miles de historias y vidas que se truncan sin alcanzar los objetivos por los que esas personas han estado luchando toda una vida.

Puedes ver como hay profesionales sanitarios que tratan con desprecio a los pacientes, a los que culpan de su estrés (sus pacientes si de algo son culpables es de proporcionarles trabajo), puedes ver como los buenos profesionales se queman y se tienen que insensibilizar ante el sufrimiento humano.

Pero si algo me llama siempre la atención es la parte más dura de la tragicomedia de la vida, la soledad en la enfermedad.

No puedo evitar entristecérme al ver a las personas enfermas solas, sin nadie a su alrededor.

No es justo estar solo en un hospital cuando estas enfermo, creo que todos tenemos el derecho a tener a alguien a nuestro lado que nos dé la mano y nos haga reír, que nos pregunte como estamos y que nos haga la enfermedad dentro de lo posible más amena.

Hace tiempo vi una película basada en el padre de la risoterapia, Patch Adams, hablaba de la capacidad que tiene la risa de curar, pero me gustaría ir más allá, la capacidad de curar no está sólo en las medicinas, no está sólo en la risoterapia, la capacidad de curar y paliar el dolor que provoca la enfermedad está en nosotros.

La gente dice que soy muy cansino que hablo mucho, pero en mis visitas a los hospitales nadie se me ha quejado, supongo que tener un buen conversador al lado ayuda a olvidarte un poco del sufrimiento.

No puedo terminar esta entrada al blog, sin recordar a la cantidad de gente egoísta que tiene un familiar en el hospital y en lo único que piensan es que les ha fastidiado los planes, no van a verlo y cuando van se dedican a poner mal cuerpo en vez de poner su granito de arena a intentar que esa persona se sienta mejor, pero que no teman, la vida es larga, quizás algún día echen de menos tener una mano cerca en una cama de hospital.

He pasado media vida intentando ganarme la vida para poder hacer cosas por los demás, ahora por desgracia no tengo tiempo para nada ya que mi forma de ganarme la vida peligra, me da rabia no poder seguir con todo lo demás pero desde aquí os quiero animar a los que tengáis tiempo que preguntéis por los programas de visita a hospitales tanto a niños como a adultos, para mucha gente enferma un minuto de tu vida es un mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta esa pelicula es de mis favoritas tiene su cosa.

Dudo mucho que alguien se queje de tus visitas a los hospitales porque yo sinceramente te agradezco mucho que fueras, que gracias a esas visitas te recuperas mucho mas rapido.

Un besote y mucho animo....