lunes, 6 de junio de 2011

Maestro.

La profesión de maestro es de las más difíciles de ejercer ya que la conducta de estos respecto a los niños y jóvenes puede marcar a estos durante el resto de sus vidas.

Recuerdo con cariño a Doña Bienvenida, quizás la mejor profesora que he tenido y recuerdo con rencor a otros cuantos de los cuales no pienso decir nombre.

Este año he dado mi primer paso para convertirme en maestro de primaria o quizás si las ganas y la salud me aguantan haga un máster para poder dar clase también en secundaria, eso de momento esta muy lejos, como digo siempre paso a paso ya que aún me quedan algunos años, muchas ganas y no demasiado dinero.

Mucha gente me pregunta porque a mi edad estoy dispuesto a dar un cambio tan radical en mi vida, otros directamente piensan que estoy loco y que no lo voy a lograr y como no otros piensan que no valgo para este trabajo.

A todos lo único que se me ocurre contestarles que realmente lo único que se necesita para ser maestro es tener algo que enseñar y quizás ese algo no se encuentre entre las competencias básicas de algún currículo sino en el corazón de cada persona.

Si pienso que valgo para ser maestro es justamente porque he vivido todo lo que he vivido, mi experiencia tanto laboral como personal, mis sonrisas y mis lágrimas, mis virtudes y mis defectos creo que tengo algo que transmitir sobre la vida.

Este año de universidad, he tenido profesores que me han recordado lo que no debe de ser un maestro, pero por suerte he tenido otros que me han hecho sentirme en casa y no hay un sitio mejor en el que estar que en casa.

No puedo evitar sentir pena y creo que ya lo he escrito más de una vez por aquí en esa gente que se mete a una clase derrotada, sin ganas de cambiar el mundo, sin ganas de transmitir algo, gente que ya no siente la necesidad de formarse para poder ofrecer una enseñanza de mejor calidad, pero lo realmente triste es que no me refiero a personas mayores con muchos años de docencia, son personas jóvenes que han acabado dando clase por no haber encontrado trabajo en su área.

El arte de ser maestro comienza por nuestra capacidad para ser alumno, en la medida que entendamos que no sabemos todo, que siempre tenemos que seguir aprendiendo, seremos mejores maestros.

Sólo espero con toda mi fuerza de que algún día tenga la oportunidad de llevar todo esto a la práctica y que no simplemente se quede en una ilusión.

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