domingo, 5 de junio de 2011

Una carta al corazón.

A falta de unas horas para terminar de dar el último paso en búsqueda de la utopía en la que he decidido convertir mi vida no puedo evitar sentirme orgulloso del paso dado.

Las notas han sido excelentes (pase lo que pase mañana), este año me ha servido para reafirmarme, para una vez más comprobar que mi vida a pesar de no haber sufrido grandes necesidades, no ha sido fácil.

Hoy es un día en el que todos mis fantasmas vuelven a aparecer, es una verdadera pena comprobar como la mala cabeza de una persona puede condicionar tanto a sus seres queridos.

Evidentemente todo el mundo no somos igual de resilientes y que no todo no nos afecta por igual a todos.

Lo triste es ver como alguien que debe ser el apoyo para sus hijos se ha comportado a lo largo de los años justo del modo contrario, simplemente poniendo zancadillas e intentando inculcar estúpidas ideas que lo único que hacen es minar la moral y la capacidad de las personas que les rodean.

Por suerte, la vida se empeña en la mayoría de los casos de dar segundas oportunidades y nos ofrece la posibilidad de redimirnos, de llegar a ser todo aquello que aspiramos en nuestra infancia y que de una manera inconsciente hemos ido renunciando.

Y en ese proceso de redención me encuentro, sigo sorteando las zancadillas de siempre e intento seguir adelante en busca del lugar en el que creo que debo estar

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