lunes, 8 de febrero de 2010

La generación "ni-ni"

Hace unos días en televisión anunciaban un nuevo programa de estos de "investigación sociológica" que consistía en meter en una casa a un grupo de jóvenes en una casa.

¿Os suena verdad? No, no es el "Gran Marrano", porque a diferencia del "Gran Marrano" que elige a lo más selecto de la sociedad española... en este otro programa cogía a jóvenes de la generación ni-ni, ni estudian, ni trabajan, ni buscan, ni tienen inquietudes, ni tienen valores etc..

Desde entonces muchas versiones he escuchado acerca del porqué de esta nueva generación, desde que los padres tienen la culpa, los profesores tienen la culpa etc...

Yo realmente a los que culpo es a los propios jóvenes, empecemos por ahí, pero luego me paro a pensar y me doy cuenta de una cosa, las nuevas generaciones no tienen conocimiento del limite del bien y del mal.

¿Quién marca el limite del bien y del mal? Bueno yo puedo hablar de mi propia experiencia, el limite del bien y del mal lo marca la espiritualidad, llamarlo cristianismo, budismo, o llamarlo x pero a fin de cuentas estamos perdiendo el sentido espiritual de la vida.

Lo más triste es que creo que lo estamos perdiendo porque no esta de moda, desde la televisión se nos hace ver que la vida es corta y hay que vivirla a tope, que hay que acumular cuanta más riqueza y fama mejor, haciendo cualquier cosa por conseguirlo.

Parece que hoy en día el triunfador es aquel que pisa al resto del mundo sin importar el resultado con tal de alcanzar la felicidad momentánea.

Me agota ver personas entre 16 y 30 años que no trabajan, ni estudian, abusando de drogas y alcohol disfrutando de hacer daño a padres, hermanos, amigos etc...

Me agota ver como no hacen nada por cambiar su insulsa vida, simplemente pensando que si mueren al menos habrán "disfrutado" la vida y por otro lado ver a gente que vale la pena morir por una injusta enfermedad en un hospital.

Supongo que estamos eliminando la espiritualidad de nuestra vida, casi siempre por intereses políticos nos cargamos a Dios, Sidarta etc... y no nos damos cuenta que lo único que estamos asesinando es la capacidad del ser humano para hacer el bien al prójimo porque Dios bajo cualquier forma es simplemente eso el bien que se esconde en cada uno de nuestros corazones.

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