jueves, 20 de mayo de 2010

No pretendo, ni deseo.

No pretendo, ni deseo la eternidad porque lo efímero se disfruta mucho más.

No pretendo, ni deseo la belleza de un cuerpo porque sin la belleza del alma no existe belleza real.

No pretendo, ni deseo ser rico materialmente porque la única riqueza que hace feliz ni se ve ni se toca.

No pretendo, ni deseo llorar de pena sin haber llorado al menos una vez de alegría.

No pretendo, ni deseo ser victima, ni verdugo de la justicia y la injusticia.

Simplemente pretendo y deseo ser capaz de ser yo mismo.

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