miércoles, 9 de marzo de 2011

El pájaro y el sapo.

Erase una vez que se era un sapo viejo que ese dedicaba a molestar a todos los que tenía a su alrededor.

Era un sapo que por lo menos tendría 100 años y era de un color marrón oscuro que le permitía camuflarse en el barro para poder así dar sustos a todos los que le rodeaban; El sapo debido a su edad sufría una terrible enfermedad muscular que poco a poco iba bloqueando su cuerpo, quizás las bromas eran una manera de disimular su dolor o quizás era el único modo de sentirse vivo.

Un buen día un pájaro se paro a beber agua en el río sin percatarse que el sapo estaba escondido en el barro de la orilla.

El sapo observó por unos minutos al pájaro, era un pájaro bello, más que un pájaro parecía un ángel ya que sus alas eran blancas como el cielo, el sapo sin dudar le dio un susto de muerte, el pájaro cayo fulminado, su pequeño corazón no aguanto la pesada broma del sapo.

El sapo lejos de sentirse culpable enterró al sapo en el barro y se aseguró de no ser visto por nadie, pensando para sus adentros: "vaya pájaro más estúpido ¿De qué le ha servido su hermosura y sus alas blancas sino es capaz de aguantar un pequeño susto?"

Días más tarde, un pájaro igual que el anterior se detuvo a beber agua en el mismo lugar, el sapo volvió a actuar de la misma manera con idéntico resultado, acabando con la vida del pájaro y enterrando a éste en el barro, el sapo pensó: "estúpidos pájaros, no aguantan un susto y yo sin embargo tengo que lidiar con esta dura enfermedad". Y es que el sapo no entendía porque él estaba enfermo y otros seres tan estúpidos que caían en sus bromas estaban tan sanos.

Pasaron un par de semanas cuando por el río apareció un salmón; El sapo intentó asustar al salmón pero sin conseguirlo y preguntó:: "¿Por qué no he conseguido asustarte?", a lo que el salmón respondió: "Hace falta más que un viejo sapo para asustarme, realmente lo que me da miedo es la enfermedad". El sapo le comentó que él padecía una enfermedad muscular que le estaba produciendo la parálisis a lo que el salmón contestó: " Esa enfermedad ya es curable, yo vengo de la parte alta del río y allí hay dos pájaros especiales, más que pájaros parecen ángeles ya que sus alas son de un color blanco como las nubes del cielo, son los últimos de una especie especial que con su suave cantar curan esa enfermedad". El sapo se quedo mudo y poco a poco fue quedando paralizado...

MORALEJA: No pagues nunca los platos rotos con quién no lo merece, puede que esa persona se llegue a convertir en la persona más importante de tu vida.

3 comentarios:

Almudena dijo...

preciosa historia y que razon llevas.

Marty dijo...

Cuanta razon tienen esas palabras y la pena es que siempre pagamos nuestros problemas y nuestra mala leche con quien no debemos.

Debo de aprender a pensar lo que quiero decir antes de abrir la bocaza.

Elena dijo...

Bonito cuento.Yo debo ser ese pájaro no por ser bonita ni nada de eso , sino por conseguir sacar alguna sonrisa a quien le hace falta.