martes, 6 de abril de 2010

De la fe y el esfuerzo.

Bueno ya ha pasado la semana santa.

Este año no he ido a ninguna procesión, otros años siempre me gusta de ver como una gran porcentaje de personas que se sienten tan poderosas agachan el morro ante el judío humilde salvajemente asesinado por defender el amor al prójimo entre otras cosas.

Y es que parece que algunos líderes políticos y eclesiásticos olvidan justamente eso, que la historia de Jesús de Nazaret es una lucha de humildad y amor contra el poder que establece que nos matemos unos a otros en nombre de unos pocos.

Pero bueno supongo que sobre eso ya he escrito muchas veces y hoy no quiero escribir sobre eso, quiero escribir sobre fe.

Sí, fe, de esa que mueve montañas... o a veces no, pero que te empuja a pelear por lo que quieres y a superar el dolor que se produce cuando no se consigue a la primera.

Hablo de esa fe que te empuja a buscar trabajo, a trabajar más duro, a ser mejor persona, a aprobar un examen.

Lamentablemente esa fe no la tiene todo el mundo. Hay cantidad de personas que inician un proyecto al que sólo dedican 5 minutos de esfuerzo por cada 5 horas de lamentarse por su vida y por no conseguir lo que quieren.

La fe de la que hablo hoy no es otra, que la fe en el esfuerzo, la fe que te dice que trabajes 5 horas para lamentarte 5 minutos, porque sabes que aún esforzándote todo lo que puedas puede que no consigas lo que quieres, pero lo que si que te garantizo es que al menos no te sentirás vacío y defraudado.

La otra opción es sencilla, sigue engañándote a ti mismo, que será al único que engañes porque al resto tu vida les da igual y sigue lamentando la mala suerte que tienes.


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