viernes, 13 de agosto de 2010

Homenaje a los desheredados.

La otra noche salía yo a pasear con mi hipotenusa y me ocurrió una de esas cosas que algunos piensan que son habladurías mías propias de mi afición al cine.

Me encontré de casualidad a mi amigo Pablo, un amigo mío de la infancia, de mi barrio viejo. Pablo se llevo una gran alegría al verme y nos pusimos a recordar viejos tiempos.

Aquellos viejos tiempos cargados de jugar a las canicas, al bote, al "pressing catch" y al fútbol en la placeta pero lamentablemente los recuerdos de juegos inocentes nos recordaron a la cantidad de amigos que ya no están o que están como si no estuvieran.

Es una pena ver como gente con la que has crecido tomaron decisiones incorrectas en su vida y cayeron en una voragine de drogas, alcohol y delincuencia.

Mis amigos del barrio, siempre me veían como una persona inteligente, que iba a ser capaz de progresar mucho en la vida, muchos años después dudo haber cumplido las expectativas, en cierta manera siento que les he fallado, pero es que a veces las cosas no vienen como uno que espera.

Supongo que nunca es tarde y supongo que aún puedo cambiar alguna cosa, creo que puedo encontrarme nuevas generaciones a las que intentar orientar para que no caigan en los errores que cometieron mis amigos, para demostrarles que ser inteligente no es sólo tener buenas notas sino tomar decisiones acertadas.

Aquellos amigos no eran malas personas, fueron victimas de malas decisiones que se han ido volviendo peores decisiones, para muchos es tarde, para otros es casi tarde pero prefiero recordarlos jugando en los recreativos, a las canicas, con el monopatín y espero que en otra vida tomen decisiones correctas.

Desde aquí mi Oscar de Hollywood va para ellos, lo merecen más que yo, siempre estaré orgulloso de haber crecido a vuestro lado.

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