lunes, 25 de julio de 2011

Una agradable sensación.

¿Alguna vez no te has perdido en una ciudad que no conocías buscando una dirección? ¿no te has perdido en un supermercado cuando eras niño o en una feria? Recuerdas la alegría de encontrar de nuevo a tus padres o de haber encontrado ese hotel, esa sonrisa que se te ponía, esa sensación de paz y tranquilidad, pues conforme nos hacemos mayores nos pasa lo mismo.

Nos sentimos en muchos sentidos, en el amor, en el trabajo, en lo personal, pero cuando encuentras tu camino te invade esa extraña y agradable sensación de paz.

Y es que la vida es curiosa, cuando económicamente tienes una buena situación no encuentras nadie para compartirlo y cuando tienes una situación económica no tan bollante aparece una persona que se convierte en tu compañera de penurias y convierte un verano en Albacete que pintaba horrible en el mejor resort del mundo.

Y es que la agradable sensación de sentirte en casa con esa persona no tiene precio, saber que es la persona que va a estar ahí para apoyarte, quererte y acompañarte en la travesía incluso cuando el barco se mueva y el viento sople con fuerza.

No puedo explicar de mejor manera ese sentimiento, he puesto el ejemplo de sentirse perdido y de repente encontrarte porque creo que es la que mejor la define.

1 comentario:

pitufina dijo...

El tener una situación económica “boyante” no es garantía de nada y mucho menos de felicidad, el mejor resort del mundo te puede costar una “pasta”, pero una tarde relajada (3 horitas mínimo eh, je je) con la persona que quieres no tiene precio.
La felicidad no está en tener mucho, sino en Ser mucho (o al menos intentarlo) y para eso no hace falta demasiado dinero y si además tienes (como en mi caso) la suerte de encontrar una persona que merece la pena, y tienes el privilegio de poder compartir su vida, pues ¡qué más quieres!!! Yo una ración de “alita” con mi "bichejo" no lo cambio por ninguna cantidad de dinero!!