jueves, 22 de agosto de 2013

Llega un momento.

LLega un momento en la vida que te haces mayor y no me refiero a cumplir años, sino al momento en el que te das cuenta de muchas cosas que compruebas como otra gente todavía no tiene claro.

Son certezas que conforman tu identidad y que ya te das cuenta que aunque intentes disimularlas o camuflarlas en determinados momentos, siempre te acompañan.

Una de ellas es esa que te hace ver que no puedes pasarlo bien si no tienes cerca a las personas que quieres, aunque te inviten a la mejor fiesta que te puedas imaginar o incluso a la mansión playboy (sueño de cualquier hombre de treinta y pico años) no eres capaz de mirar a nadie con deseo, porque otra de las certezas es que el deseo comienza con una buena conversación, algo que es difícil tener con alguien que no sabe nada acerca de las cosas que a ti te interesan o viceversa.

Otra certeza es aquella que te hace darte cuenta sobre que la fuerza, la fortaleza y los músculos no son exactamente lo mismo, que no necesitas tener músculos para sentirte fuerte y por lo tanto tener fortaleza; Los músculos solo son un ornamento, la fuerza es temporal y la fortaleza, si es verdadera, te acompaña toda la vida.

Por último hay otra certeza interesante, es aquella que te hace sentir incómodo con situaciones provocadas por terceras personas, sobre todo si son situaciones que ya has vivido anteriormente y que no te apetece volver a repetirlas.

La última certeza del día es que Raúl ha recibido un homenaje hoy en el Real Madrid y no me apetece hablar de Cristiano Ronaldo...si quieres pregúntame por Butragueño o Raúl.

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