domingo, 2 de agosto de 2009

Cumpliendo con el deber.

La vida y la muerte son dos realidades que uno tiene que entender cuanto antes que conviven en el mismo pequeño vaso que es la vida.

Con nuestra propia muerte no podemos hacer nada, simplemente un buen día enfermamos o simplemente envejecemos demasiado para que nuestro corazón siga latiendo y poco a poco nuestra vida al menos en el modo que la conocemos se apaga.

Pero estos días estoy comprobando que con la muerte y la enfermedad de los demás es cuando realmente las personas nos muestran su categoría.

Os voy a contar un par de casos para que me entendáis.

La semana pasada me toco presenciar una historia por desgracia bastante típica, un matrimonio adinerado que visitan a la madre de ella una vez al año. La madre tiene demencia senil y con sus 88 años la pobre mujer es practicamente un vegetal.

Pues como decía este par de dos pájaros, van a verla una vez al año, se jactan de estar pagándole a la mujer una boliviana que cuida de ella, pero que vamos según me dijo él, "cuando la vieja palme, heredaran una buena suma", supongo que la boliviana compensa la soledad de esa pobre mujer, aunque gracias a dios ahora por su enfermedad no se acuerda de nadie.

Por otro lado, paradojas del destino, un amigo mío esta viendo como su abuela se le va.

La diferencia es que la abuela de mi amigo, al igual que paso en mi caso, siempre ha estado con ellos, toda la vida de la casa ha girado alrededor de la persona mayor y cuando la mujer ha estado enferma, más encima han estado todos de ella, para darle los mejores cuidados y lo más importante para darle apoyo, cariño y compañía.

Supongo que cuando uno llega al final de su camino, cuando echa la vista atrás y ve todo lo que ha peleado por los demás, lo único que puede reconfortarle es ver a la gente que te agradece lo que has hecho por ellos.

Desgraciadamente muchas personas son desagradecidos, solo saben ver su ombligo y no son capaces de mover ni un dedo ni siquiera por sus padres o abuelos.

Supongo que hoy en día en muchos casos queda mejor y mas moderno decir que tienes a tus padres o abuelos en una residencia que decir que cuidas de ellos, pero desde aquí solo daré una advertencia, todos nos hacemos mayores, todos en algún momento de nuestra vida vamos a necesitar de alguien.

Para terminar desde aquí solo mandar un beso a mi amigo y su familia en estos momentos duros, solo decirles que afronten con serenidad el desenlace de la vida, que se den cuenta que han cumplido con el primer deber fundamental, que no es otro que querer con locura a nuestros mayores y seguro que vaya donde vaya la abuelita se sentirá orgullosa de vosotros.

1 comentario:

El Chache dijo...

Muchas gracias, hermano.