viernes, 29 de enero de 2010

El champán.

A veces no puedo evitar pensar como algunas personas viven su vida como si se tratara de una botella de champán.

Cuando la abren la espuma sale con fuerza y piensan que el sabor que tiene esa botella es insuperable, el problema es que la botella se acaba pronto o incluso a media botella ya parece que desean probar otra botella.

Ayer hablaba con una amiga y quizás sea cierto lo que dice, en nuestra generación todo lo relacionado al amor de pareja es perecedero y una vez consumida la chispa se acaba el amor.

Pero supongo que eso ha pasado siempre en generaciones anteriores y siempre pasará.

No existe una formula mágica para perpetuar el amor pero a mi corto parecer lo único que se puede hacer es vivir el día a día y sobretodo no dar nunca nada por hecho, pensar justamente en que cada momento que vives con la persona que quieres puede ser el último.

Tendemos a idealizar el amor, como ya sabe la gente que me lee yo no creo en el amor en plan "cari, cielete, toques, mensajes etc..." de hecho desconfío de las personas que lo hacen, yo prefiero un amor callado, me encantan las personas discretas que siempre aparecen cuando las necesitas para dejarte un hombro o darte un abrazo.

Podríamos decir que no me gusta el champán, soy de beber agua, eso sí la clave estará en encontrar un manantial del que poder beber siempre o seguir consumiendo botellas de litro sólo el tiempo dirá.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tiene nada de malo un cielo un cariño toQues mensajes
porQue eso significa Que se acuerdan de ti Que les importas
pero tbm es muy dificil aparecer cuando una persona necesita un abrazo o simplemente mirar al lado y ver Que no esta solo cuando no se sabe nada de esa persona.
porQue creo Que pocas o ninguna persona tiene el don de adivinar.