Lamentábamos lo mal que han acabado, casi todos en el mundo de la droga o muertos.
Debatimos durante horas los motivos que empujan a una persona a arruinar su vida y la de la gente que le rodea, debatimos sobre las circunstancias que empujan a una persona a tomar tan mala elección.
La verdad es que no puedo evitar que me de pena esta situación, pero en la mayoría de los casos por muy duro que suene, simplemente puedo decir que se lo han buscado ellos.
Recuerdo en aquellos años oscuros de mi vida, como la droga pasaba por mi lado, pastillas, rayas, incluso jeringas, recuerdo como en aquellos años mi vida no tenía mucho sentido, simplemente quería vivir rápido y morir joven.
Pero incluso en aquellos momentos en los que todo los demás parecían disfrutar de una muerte dulce entre chute y chute, incluso en aquellos momentos donde no entendía los gritos de mi madre, la indiferencia de mi padre, el dolor por la muerte de mi abuela y amigos, incluso en esos momentos algo dentro de mi supo tomar la elección.
Y es que con el tiempo he aprendido que morir es una cosa y morir en vida es otra, he aprendido que hay decisiones que te hacen convertirte en un muerto viviente ¿y qué tiene de emocionante ser un muerto viviente?.
Supongo que la vida es un corto periodo espacio de tiempo que pasamos luchando por vivir, supongo que hay veces que no entendemos la vida, supongo que cuesta entender que simplemente lo único que podemos hacer es vivir, disfrutar de pequeños momentos con gente especial que va apareciendo, intentando disfrutar de esas pequeñas cosas que nos hacen felices y que no nos hacen daño, para que el día que la muerte nos llame al menos podamos despedirnos con una sonrisa en los labios.
La droga simplemente te priva de esos momentos felices, te regala segundos efímeros de alucinaciones que te proporcionan años de amargura, así que elige bien, algunos no lo hicieron y eso ya no tiene vuelta atrás.
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