lunes, 19 de julio de 2010

Fabula del necio que se creía sabio.

Erase una vez un necio que se creía sabio.

Se creía sabio porque pensaba que siempre se salía con la suya, y para ello engañaba, mentía y era capaz de hacer cualquier cosa.

En su forma de vida no contemplaba la posibilidad de trabajar o esforzarse, siempre iba con su egoísmo por delante, y como no, con la ley del mínimo esfuerzo.

Este necio por ello no podía evitar sentirse sabio, pensaba en la gran vida que se estaba pegando a cosa de los demás, sobretodo disfrutaba pensando en que el resto de la gente no se daba cuenta de su egoísmo.

Pero justamente en ese punto el necio que se creía sabio, no dejaba de ser eso, un simple necio, ya que una persona sabia se hubiera dado cuenta de que al ser tan egoísta se ganaba el desprecio de las personas.

Un buen día, las personas de alrededor se cansaron del necio, la educación y la paciencia se les acabó, el necio no se daba cuenta de ello y pensaba seguir aprovechándose de ello pero se empezó a encontrar puertas cerradas, puertas que un día estuvieron abiertas.

El necio al ser tan necio siguió sin comprender el porqué de ahora tener las puertas cerradas y por eso a pesar de creerse tan sabio nunca lo fue.

Moraleja: Ser sabio o ser necio sólo se diferencia en una cosa, en saber tratar a los demás como queremos que nos traten, incluso con las personas que no nos tratan correctamente, es cuestión de tiempo que las puertas para personas que no saben comportarse con los demás se cierren.

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