Cuenta una vieja leyenda que los cocodrilos en su origen tenian la piel lisa y dorada como el oro, sólo salian de noche del agua a comer y el resto de animales se despertaban de su sueño para apreciar la perfecta piel de su vecino del rio.
El problema es que el cocodrilo empezó a sentirse tan orgulloso de la admiración que sentían el resto de los animales por su piel que se aventuró a salir de día también para presumir de su bella piel.
Todos los animales adoraban la belleza del cocodrilo pero sin darse cuenta conforme pasaba más tiempo al sol su piel empezaba a secarse y a cuartearse, hasta que se quedó tal y como la conocemos hoy, desde entonces el cocodrilo no salia casi nunca del agua y solo deja que se vean sus ojos por encima del agua.
Hoy en día parece que todos queremos ser como el cocodrilo de la piel dorada, todos intentamos tener un tipo perfecto, un peinado perfecto, un bronceado perfecto pero nadie se para a recordar que con el tiempo todos acabaremos como el cocodrilo, con la piel cuarteada y escamada.
Justificamos este comportamiento con la sociedad, decimos que es la sociedad en la que nos ha tocado vivir, las campañas de publicidad (no dejéis de ver el vídeo que subo de Dove), la televisión, la moda, supongo que es más fácil justificarlo así que afrontar realmente nuestra realidad, la realidad no es otra que no hay nadie perfecto y que la belleza esta en los ojos de quien la mira.
Yo no me consideró una persona guapa según los canones de belleza actuales pero si me considero una persona atractiva y como yo conozco cantidad de gente, somos personas que cuando los años pasen seguiremos siendo personas que vale la pena conocer y no tendremos que escondernos en el río....
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