Perdemos el tiempo.

Perdemos el tiempo en darle importancia a las cosas que realmente no la tienen y en la mayoría de los casos cuando nos damos cuenta de ello ya es demasiado tarde para recuperar el tiempo pérdido.

Nos empeñamos en buscarle el sentido a la vida de una manera global sin darnos cuenta de que no todo es tan complicado, que realmente la vida es aquello que se escurre en nuestros dedos como la arena de un reloj de tiempo tanto si se quiere como si no se quiere.

Peleamos y luchamos por nuestros sueños, sin darnos cuenta de que quizás el mejor sueño es el que tienes a cada minuto.

Nos desvela encontrar un amor, sin darnos cuenta de que estamos rodeados de miles de amores.

Nos dedicamos a buscar respuestas sin por un momento pararnos a preguntarnos a nosotros mismos.

No podemos evitar llorar por lo que nos causa dolor, pero la mayor parte de las veces olvidamos reír con lo que nos alegra.

Vemos lo que otros tienen como si fuera la Meca de la felicidad y rara vez nos paramos a ver que quizás lo que tenemos sea lo que nos hace realmente feliz.

Y mientras todo esto pasa, simplemente perdemos el tiempo...