miércoles, 21 de octubre de 2009

Jaimito.

Recuerdo en mi infancia las películas y los chistes de Jaimito.

Este personaje representaba al niño travieso, mal estudiante y sin vergüenza que todos llevamos en lo mas profundo de nuestro corazón y que en algún momento de nuestra vida nos hubiera gustado ser, pero que por educación y respeto a los demás lo dejábamos encerrado en el fondo de nuestro ser.

Hoy en día no puedo dejar de mirar con incredulidad la cantidad de "Jaimitos" que hay sueltos en la sociedad.

Gente que se dedica a entorpecer a los demás en sus obligaciones y que no tiene intención ninguna de sacrificarse por nada, su única forma de vida es la de arrastrarse para seguir chupando de la teta del prójimo siempre con la ley del mínimo esfuerzo.

Supongo que todos conocemos gente así, en nuestro trabajo, en nuestro centro de estudios, en nuestro equipo de fútbol, en nuestro grupo de amigos o incluso en nuestros políticos.

En la vida hay pocas verdades absolutas, básicamente porque cada ser humano crea su propia verdad, una verdad absoluta es que nacemos y morimos sin planearlo, es lo único por lo que no tienes que esforzarte cuando llega tu hora, hagas lo que hagas naces o mueres; Es lo único que no te requiere un esfuerzo.

He aprendido en la vida que todo requiere un esfuerzo, que no te regalan nada y que es fácil llorar pero lo difícil es pelear, levantar la cabeza, tomar aire e ir a por lo que quieres.

Supongo que esto último que digo, no está al alcance de "Jaimitos" varios, que prefieren seguir por el camino del pataleo, hasta que llegué el día que la sopa boba se acabe, eso sí, mientras tanto podrían hacer caso del dicho que dice "bien te ayuda quién no te estorba".

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