Se celebra el aniversario del último muro que dividía Europa en dos, por desgracia no fue el último muro que quedaba por derrumbar, hoy en día 20 años despues aún quedan muchos muros igual de vergonzosos que derribar (Israel toma nota).
Viendo imagenes de aquel año 89 me vienen muchos recuerdos a la cabeza de cuando era un niño y no entendía porque esos melenudos bigotudos se dedicaban a aporrear con esa rabia ese muro y sobretodo porque se dedicaban a abrir botellas de champán como los pilotos de las motos.
Años depues he comprendido que la alegría era porque ese muro no lo habían tirado los políticos sino cada una de las personas que habían muerto al intentar cruzarlo.
Historias de familias separadas por los caprichos de los de siempre, personas que no entendían de política, de comunismo o capitalismo, personas como nosotros que sólo pensaban en ganarse la vida y ser felices con los suyos.
El muro de Berlín debería ser algo más que un símbolo, debería ser el recuerdo de que los hombres somos hombres aquí y en China, que sólo los políticos ansiosos de poder se dedican a corroer el espíritu de la buena gente.
Moraleja, nunca el extremo de la cuerda te permitirá agarrarte lo suficiente para no caer.
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