sábado, 20 de julio de 2013

El extranjero

Cuando estás fuera de tu país, incluso de manera privilegiada (con dinero y gente que te ayuda todos los días) aprendes a valorar el esfuerzo que tiene que hacer mucha gente a lo largo de sus vidas, abandonando sus países de origen para luchar por encontrar un poco de aire y respirar.

La vida en muchos países no es fácil y la gente tiene todo el derecho del mundo para intentar buscar una vida mejor en cualquier sitio. Siempre he tratado a la gente que venía de otros países lo mejor que he podido porque me ponía en su lugar y me daba pena pensar que algún día me podía pasar a mi.

Sólo hay dos clases de personas en el mundo, las buenas y las malas. Las malas son malas allá por donde van y las buenas son geniales; Aquí en Inglaterra se puede decir que no tengo amigos, no he tenido tiempo de momento o quizás no es el objetivo de este viaje, ya que es un viaje más espiritual que geográfico, no estoy aquí de turismo, estoy puliendo mi inglés y de paso reafirmando mi personalidad.

No he salido ninguna noche, ni pienso salir, no he intentado ligar con nadie ni pienso intentarlo, simplemente quiero pasear, estudiar, respirar y coger fuerzas porque creo que se avecina la etapa más dura de mi vida.

Afortunadamente tengo mucha gente que siento cerca, que me quiere y que me espera con los brazos abiertos; Es posible que para los ingleses sea un extranjero más que ha venido para aprender su idioma, para mis compañeros de estudios un bicho raro que no se junta con nadie pero yo sé muy bien lo que quiero y lo que busco.

Si estos días vienes por el sur de Inglaterra y ves un tipo calvo que camina y camina, que respira profundamente cuando ve el mar o que tararea canciones en el autobús me habrás encontrado.

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