martes, 30 de julio de 2013

Nos prometimos el mar.

La mar, ese inmensidad que nos recuerda lo insignificante que somos, ese imán que junto la luna marca los designios de la tierra y en mi caso esa fuente de inspiración que me trae recuerdos de dos chicas que fueron muy especiales para mí.

Con una pasé cinco años maravillosos que terminaron cuando yo me dí cuenta de que he nacido para sentirme libre y necesito a alguien que comparta conmigo mis ansias de libertad; El problema es que ella no entendía que mi vida no era para estar en una casa rodeado de niños, ahora me alegro de verla de vez en cuando con su marido y su hijo, es feliz y yo soy feliz por ella.

Con otra sólo fueron unos escasos meses a distancia en los que nos vimos un par de semanas. A pesar del escaso tiempo he de decir que fue muy intenso, nos conocimos en un momento en el que ambos nos sentíamos perdidos y fuímos un bálsamo el uno para el otro. Un bálsamo que nos ayudó a recuperar nuestra alma y nuestra confianza; No he vuelto a saber de ella, ni siquiera por facebook pero estoy seguro de que es feliz, que todo le va bien, se lo merece y aquella playa siempre será nuestra.

Así es la mar (Sí la mar, porque quiero darle empaque literario) siempre te recuerda quien fuíste y qué eres, sólo con el paso de los años te dirá qué pasó.

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