miércoles, 15 de julio de 2009

Lo prometido es deuda.

Hace unos años cuando parecía que mi vida no tenía sentido.

Cuando el desamor causaba estragos tanto en mi cuerpo como en mi alma, me hice una promesa.

Me prometí que nunca dejaría que nadie ni nada me hiciera daño.

Me dije que iba a vivir la vida sin miedo, con coraje y afrontando los problemas con la mejor cara posible.

Han pasado los años y quizás la cara no es que tenga un muy buen aspecto (es lo que hay) pero al menos casi siempre tiene una sonrisa.

Noto que he evolucionado no dejo que nadie me toque las narices en exceso y planto a la gente que no me aporta nada.

He aprendido a rodearme de gente que vale la pena, gente maja que me aporta cantidad de cosas positivas.

Sobretodo he aprendido a quererme más, a vivir tránquilo, saboreando cada minuto de mi vida con la gente que quiero y en soledad.

Me prometí que un día a pesar de los problemas que pudieran venir sabría distinguir cual es el peligro real y lo he aprendido.

El único peligro real es no tener ni una vida real, ni gente real a tu lado, por real cada uno que entienda lo que quiera yo tengo muy claro lo que es.

La gente real es la que no tiene que fingir que esta bien cuando tiene ganas de llorar, la gente real es la que no tiene que aparentar lo que no es porque saben que son extraordinarios sin hacer nada, la gente real viven vidas reales, en las que las cosas cuestan sacrificios y pelean por sus sueños.

No hay comentarios: