viernes, 10 de julio de 2009

Viva el cine.

Recuerdo cuando tenía 10 años y fui por primera vez al cine con mi hermana y mis primos mayores.

Fui a ver "jóvenes rebeldes" al cine Goya, recuerdo el olor a palomitas, el frescor de la sala en una tarde calurosa de verano y la expectación de la sala ante la película.

Recuerdo mis viernes con mi primer amor, viernes de cine, de besos, de confianza, de disfrutar, aún años despues miro al asiento de al lado y me parece ver su carita de niña buena embobada con la película.

Creo que ella fue la única persona que disfrutaba tanto como yo de una buena película, espero que hoy sea feliz y pueda seguir disfrutando con su marido de tan buenos momentos.

Yo por el contrario, sigo con mi cruzada de soledad, después de la última experiencia me cuesta trabajo compartir a mi amante el cine con nadie, de vez en cuando voy con amigos pero aún así me resisto y prefiero ir solo.

Desde entonces mantengo un idilio con el cine que no acaba, a veces a temporadas se ve interrumpido por darnos un descanso como en toda buena relación de amor.

He de reconocer que con la llegada de los multicines se ha vuelto más cómodo, menos colas, más películas que elegir y más fácil aparcar pero echo de menos el sabor de los cines antiguos de mi infancia por eso de vez en cuando voy a la filmoteca al cine Gran Hotel a recordar viejos tiempos.

No voy a negar que alguna vez he visto alguna película en el ordenador pero como el sabor del cine no hay nada.


He tenido la suerte en mi vida de trabajar en un cine, hace unos años, fue la mejor época de mi vida, ya que gracias a que tenía unos jefes buenisimos podía ver todas las películas que quisiera.

El cine nos hace disfrutar, soñar, emocionarnos, llorar, aprender, reír pero sobretodo me ha ayudado a ser quien soy.

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